martes, 22 de enero de 2008

Inventos Maravillosos



Para Navidad me regalaron el último libro de Víctor Sueiro, periodista y escritor argentino, recientemente fallecido. Se titula "Crónica Loca" y en él cuenta rarezas, curiosidades y misterios de los argentinos. A mí siempre me interesaron las curiosidades, saber el por qué de las cosas, debe ser por mi espíritu científico. Y en este libro hay un capítulo dedicado a inventos argentinos que hoy recorren el mundo, y entre esos inventos figura la querida y bien ponderada "birome", la que no puede faltar en el bolsillo del caballero y la cartera de la dama.
Su inventor en realidad no era argentino.
Ladislao Biro nació en Hungría en 1899 y trabajó como auxiliar en una imprenta y posteriormente como periodista. En esa profesión, se dio cuenta de los enchastres que se producían escribiendo con la lapicera estilográfica de la época. Hombre práctico, buscó la solución. Recordó su trabajo en la imprenta: un cilindro que gira y al pasar por cierto punto se empapa en tinta que se secará al imprimir y así sucesivamente. ¿Por qué no aplicarlo a una lapicera?. Y así lo hizo. Era 1936. Presentó su invento a varias empresas pero sin éxito y se resignó. Lo guardó aunque lo utilizaba a nivel personal. Un día de 1938 estaba en un hotel firmando la tarjeta de entrada con su lapicera cuando un hombre lo miró con curiosidad y momentos más tarde se presentó en su habitación para decirle que estaba muy interesado en su invento y que estaba dispuesto a llevarlo a la Argentina para su producción. Biro le contestó que lo pensaría y el hombre le entregó una tarjeta que guardaría en un cajón.
Al año siguiente, Hitler invade Polonia y comienza la persecusión de los judíos. Biro junto a su amigo y colaborador Juan Meyne eran judíos y decidieron que debían salir de Hungría y fue cuando Biro recordó a aquel argentino. Buscó la tarjeta, y con poca cosa junto a su amigo parten a Argentina. Dan con aquel hombre que era ingeniero pero además había sido Presidente de los argentinos, ese hombre era Agustín P. Justo. Los ayuda económicamente y comienza la producción de lapiceras que llamaron "Birome"- contracción de Biro y la primera sílaba de Meyne. Pero esa birome perdía tinta y se ensuciaban los bolsillos de las camisas. Justo se abre del negocio pero Biro encuentra la solución a esa pérdida de tinta. Gracias a una pequeña entrevista que les hicieron en la revista Time, la Fuerza Aérea de los Estados Unidos se interesó por este invento. Había que viajar ya que querían comprar los derechos.
"¿Cuánto pedimos? " preguntó Meyne. "Mucho, 300 mil dólares" respondió Biro. A Meyne, que era el encargado de viajar para negociar, esa cifra le pareció astronómica. Pero mayor fue su sorpresa cuando le ofrecieron por la patente de la birome 2 millones de dólares!!!!! La birome ya había ganado el mundo, sacó pasaporte internacional.

1 comentario:

Unknown dijo...

A la verdad que es bueno saber esas cosas, nosotros llamamos bolígrafo a ese aparatito tan útil. yo lo uso mucho en mis trabajos, prefiero los de punto gordo, aunque, como hombre de mediados del siglo XX no he podido desprenderme de la pluma fuente ! tengo una que la adoro, por su calidad y porque honro a un gran amor que me la regaló. pero reconozco el valor del bolígrafo, un invento importante para la humanidad