lunes, 3 de enero de 2011

Año nuevo, problemas viejos


Hace mucho que no entraba por aquí, no porque no tuviera algo que contar (siempre se tiene), es que mi mente estaban en otra cosa. Me propuse este año, escribir más seguido, así que de la propuesta al hecho, sólo hay una conexión. Y aquí vamos.

El título viene a cuenta de algo que sucedió hace algunas horas.

-¿Dónde está mi carpeta que la dejé aquí sobre la mesa? - pregunta Alguien.

-¿Cual carpeta? -repregunta Otro.

-La roja con elástico. La dejé acá sobre la mesa- responde Alguien.

-Arriba de la mesa no había nada-responde Otro.

Y ahí comienza una discusión en la que salen a la luz problemas recientes, reproches viejos y una catarata de nombres de familia, que nada tienen que ver con la carpeta roja con elástico que Alguien dice haber dejado sobre la mesa. Toda esa vana discusión termina cuando Alguien dice:

-No se puede dejar nada, todo tocan.

-Para terminar con el tema, ¿te fijaste en tu mesa de noche?- le pregunta Otro.

Y Alguien, hablando por lo bajo en un rosario de palabras inentendibles va a su cuarto y allí, sobre la mesita está la tan requerida carpeta. Sabía que no la había puesto ahí, estaba seguro de que la dejó arriba de la mesa, -Pero como en la casa todos quieren tener la razón, la pusieron acá y me hacen creer a mí que la traje yo-.

Pensamiento va, palabras vienen, el hecho es que siempre estamos culpando a alguien de nuestros errores, descuidos o de lo que sea. Es más fácil. No es que seamos perfectos, es que nunca nos equivocamos, siempre tenemos la razón, por eso los demás, los descuidados de siempre son los que fallan y nos hacen quedar mal a nosotros.

Tal vez si comenzamos a dejar un poco el ego de lado y asumimos algun error que otro, nuestra relación con los demás mejore. Es buen deseo para este año.