domingo, 12 de julio de 2009

Leyendo a Patai



Hace unos días recibí de la OEA una propuesta para participar enviando sugerencias acerca del papel de la mujer en época de crisis. Esto lo comenté con amigas y por supuesto hablamos de todas las posibles cosas que las mujeres podemos hacer y no faltó quien aludiera a las mujeres árabes. Allí comenzó otra discusión, dado que lo poco que sabemos de esa cultura nos impide a la mayoría, hablar con autoridad sobre el tema. Pero una de ellas sugirió leer un libro de Rapahel Patai, titulado The Arab Mind (La mentalidad árabe), donde el autor hace referencia entre otras cosas, al estatus de la mujer árabe.

Patai es un antropólogo húngaro-judío, que vivió algunos años en palestina y luego en Estados Unidos, enseñando en las principales universidades de aquel país y también fue consultor de las Naciones Unidas en temas sobre Siria, Líbano y otros países del Oriente Medio. Falleció en 1996 a los 85 años y escribió muchos libros, entre ellos The Arab Mind. Un libro que al menos aquí en Montevideo no conseguí, pero logré leer extractos en internet.

Patai dice que en la sociedad árabe tradicional, no existe la posibilidad de soñar siquiera que una mujer salga a la calle con su marido, menos uno junto al otro y ni que hablar de tomarse del brazo o de las manos. Esta forma de proceder sería juzgada como indecente ya que esos hechos quedan para la intimidad, entendiendo como tal, el dormitorio. En presencia de los hijos, padres u otras personas en la casa, el contacto entre marido y mujer se encuentra sujeto a restricciones.

La palabra "esposa" (zawja) en árabe se considera una indiscreción porque tiene connotaciones sexuales porque deriva del verbo que significa acoplarse. Para nombrar a la esposa, utilizan eufemismos o circunloquios tales como "mi señora", "mujer", "lo prohibido", "lo santificado", "hija del pueblo" y en algunos casos "mi prima" (aunque no lo sea) o "hermana mía.

Como vemos, tanto que luchamos por estos lares por la igualdad y mejores oportunidades para nosotras, en otros lugares, conseguir ser llamada esposa, está aun muy, pero muy lejor de ser una realidad.

No hay comentarios: